En el propio contrato de trabajo puedes incluir una cláusula de confidencialidad, por la cual el trabajador asume la obligación de guardar el secreto y la confidencialidad de toda la información de la empresa a la que tenga acceso durante la vigencia de su contrato laboral (especialmente la información relativa a personas físicas recogida en ficheros de datos personales).
Otra opción es establecer un pacto de confidencialidad en un documento aparte.
El trabajador será responsable de todos los daños y perjuicios que produzca a la empresa como consecuencia del incumplimiento, intencionadamente o por imprudencia, de esa obligación.